martes, 13 de diciembre de 2011

De bancos malos y tontos útiles

La vida continua y tenemos lo que nos merecemos. No recuerdo en que momento empezamos a tragarnos todo lo que nos dicen sin el menor sentido crítico, en que momento asumimos las realidades que ahora son dogmas, en que momento empezamos a digerir el pensamiento único.

He estado investigando una idea que va camino de convertirse en realidad en breve, a medida que se van oyendo declaraciones de futuros presuntos gobernantes, la creación de un "banco malo" para sanear la banca tradicional. Básicamente la idea consiste en la creación de una sociedad bancaria a la que se transfieren todos los activos depreciados o insolventes desde los bancos "normales", por ejemplo un solar en los Monegros que se compró a un millón de euros y a día de hoy vale 100.000. El truco del almendruco es que, lógicamente se transfiere al precio que el banco apuntó que valía en su momento, que puede ser el millón citado o superior. ¿Que pasa con la diferencia?, la pagamos entre todos a escote. ¿Que pasa con el banco normal?, no pierde un duro, reparte dividendos, bonus etc... y, como ya está saneado, se supone, se lía a dar créditos a todo dios. Y digo se supone, porque estos serán lo que sean pero no idiotas y harán con su dinero, lo que más les rente. Si es dar créditos lo harán pero si no lo es, no la harán.

La idea sería similar a crear una empresa "mala" donde meter a los 100 trabajadores más vagos, nocivos e incompetentes de las 300 mayores empresas del país. Además se pagaría por su fichaje como si fueran futbolistas. Podemos hacer lo que queramos pero parecería ilógico que a esa nueva empresa (Inutiles S.A. por ejemplo, con 30.000 trabajadores) se le exija que sea eficiente y gane dinero. También valdría el símil de un equipo de fútbol donde meteríamos a los dos futbolistas más vagos, borrachos y malos de cada uno de los equipos de primera división. Podemos hacerlo, insisto, pero no parecería lógico exigirle que entre en UEFA o que sea rentable.

La pregunta obligada es: ¿Porque el pensamiento dominante conduce a socializar (asumir a escote entre todos) las perdidas de las entidades financieras?. La única respuesta lógica que veo es que perro no muerde a perro. Al fin y al cabo se está salvando por el poder político la gestión que hicieron los gestores que ellos pusieron. Eso supone siempre una salida más honrosa, desde su podrido punto de vista, que el dar explicaciones.

Por otro lado aun peor que las ideas de la clase dominante es la conversión en tontos útiles de una mayoría de la sociedad que ya no es que no proteste, que no lo hace, sino que defiende las teorías que el poder propuso. La ausencia de información veraz y el bombardeo desde distintos ángulos de una realidad deformada por los intereses va calando en las personas que, de repente y sin saberlo se ponen al servicio del poder abyecto. Allá van unas cuantas ideas, a modo de ejemplo:

  • Las cajas de ahorros no deben quebrar, sería catastrófico, limitaría el crédito y destruiría capital.
  • La inversión en infraestructuras es un motor de la economía en tiempos de crisis.
  • No pertenecer al euro sería un desastre para la economía.
  • Las bolsas son un termómetro de la economía
  • La liquidez bancaria es fundamental para el funcionamiento del sistema económico.
Cuando hablo de la conversión de gente normalmente razonable en tontos útiles me refiero a que quizás alguna de las cosas que comento son verdad. pero tan solo quizás. No defendamos lo que nos cuentan, informémonos y seamos muy críticos y escépticos.

Por último, recuerdos a dos personajes que ilustran lo que estoy hablando. Uno es Iñaki Urdangarín, del cual se sabía de sobra que era un trepa y que aprovechó su condición de consorte para posicionarse en el mundo empresarial. Insisto en que se sabía, que nadie se lleve a engaño, no nos creamos la indignación del rey porque si no hizo nada, que apechugue ahora con las consecuencias. Pido, por otro lado, conocer el patrimonio del colega Iñaki y su mujer ahora y antes de casarse. Más que pedirlo, lo exijo. 

El otro es el indultado banquero Alfredo Sáez, indultado por un presidente socialista a los días de celebrarse elecciones de manera, para mi, absolutamente escandalosa. Cuando alguien me pregunte porque estoy tan desencantado del sistema, contestaré contando la historia del presidente presuntamente socialista que dejó de serlo para entregarse en brazos de los poderes económicos, que olvidó sus ideales, si algún día los tuvo, y practicó políticas opuestas a las que teóricamente defendió, de manera errática y persistente, pero sin convicción. Contaré, asimismo, que una vez que destrozó su partido, antes de irse, hizo un último favor al sistema que le amamantaba y absolvió a un banquero que tiene un sueldo de 10 millones de euros anuales. Siempre me quedará África.