jueves, 12 de mayo de 2011

Senegal, cuenta atrás

Dentro de una semana estaré viajando a Senegal. Poco a poco afloran los nervios y voy quemando una de las fases importantes de cualquier viaje: disfrutar el antes.
Ya voy teniendo claro cual va a ser el programa de voluntariado que voy a realizar. Realmente en Kedougou voy a estar 6 días lo que me deja poco margen para ser realmente productivo. Los otro 4 turismo puro y duro de vuelta a Dakar, con Demba, una persona a la cual no hace falta conocer para sentir su liderazgo. En ese poco tiempo hay ciertas cosas en las cuales si puedo avanzar. Una es básica y es hacer seguimiento de los proyectos e informar a la ONG de su estado. Esto ya lo vi en Nepal: en un proyecto de desarrollo generalmente no vale con voluntad y dinero, hace falta mucho seguimiento y coordinación con los locales. Esta parte preocupa a la ONG y es razonable. Entre los proyectos de los cuales tengo que hacer seguimiento está una huerta en Didenfello que se ha secado. Por lo que se ve no se ha logrado encontrar un pozo decente en el área del huerto y, precisamente, iré desde Dakar a Kedougou con un sondista español que trabaja por allí y a ver que se puede hacer. Otros proyectos son la huerta de Bandafassi, comprobar que sigue en orden y evaluar su rendimiento y, sobre todo, su viabilidad para ser sostenible algún día. También una granja de pollos, controlar que se hayan comprado los gallos y los pollos que tenían que comprarse.
Además está el tema de la cabaña donde me voy a alojar que está incompleta. Intentar convertirla en más habitable es otro de los objetivos del viaje. Además me gustaría orientar a Leontine, la dueña del campamento donde está la cabaña, sobre el turismo occidental, sus querencias y manías, para que pueda desarrollar su proyecto. El presi me ha pedido que le enseñe a hacer algún plato occidental..., como no sea pasta con tomate... Para el montaje de la cabaña, los que me conocen saben que no soy el de Bricomanía precisamente pero, como en todo, se hará lo que se pueda.
Hasta aquí los objetivos de la ONG (los principales, hay alguno más). Los míos propios son conocer una cultura distinta, conocer un continente distinto que desde pequeño me fascina. A día de hoy me siento infantil en ese sentido y sigo creyendo en África como un lugar idílico. Como siempre que viajo a lugares remotos existe un objetivo implícito que es arrancar algún que otro prejuicio de mis entrañas. Me vienen preguntas como ¿Hará tanto calor?, ¿Los pájaros serán de colores?, ¿Que tipo de vegetación habrá?. Espero que mi nivel 0 de francés de garrafón no sea un impedimento total para implicarme con las personas. En el vuelo le meteré un intensivo.
La ilusión y la esperanza mueven el mundo. A raíz de involucrarme en este mundo de la cooperación estoy conociendo gente que se está dejando la piel ayudando a los demás. Yo soy más egoísta que ellos y peor persona pero me mantendré fiel a la religión del granito de arena. Una manera de evaluar nuestros actos es preguntarnos: ¿Que pasaría si todo el mundo hiciera lo mismo?. Tres ejemplos: ¿Que pasaría si todo el mundo desconfiara de las ONG y no donara nada?, ¿Que pasaría si todo el mundo manejara los mismos prejuicios respecto al tercer mundo? ¿Que pasaría si todo el mundo dedicará 2 semanas al año a intentar mejorar la vida de nuestros congéneres más desafortunados?. Pues eso.

martes, 10 de mayo de 2011

Lugares: Las Vegas

Antonio Armijo, un español, dio nombre a un valle desierto, en el lejano oeste de los Estados Unidos antes incluso de que fuera anexionado por la unión, alrededor de 1830. Cien años después comenzó a escribirse la historia de una de las mayores locuras colectivas del urbanismo contemporáneo, por muchas alcaldesas de Valencia que repitan cargo. Aprovechando la legalización del juego y la construcción de la monumental presa Hoover (que convirtió en habitable el lugar), se empezaron a construir casinos y hoteles en mitad del desierto. A día de hoy 17 de los 25 hoteles más grandes del mundo están en Las Vegas. La ciudad del estado de Nevada recibe 38 millones de visitantes al año mientras España entera recibe 53 millones y es la principal industria del país. Y eso en mitad de un desierto, en mitad de la nada. Sin recursos naturales ni catedrales góticas. Sin mar ni playas.
Nada más llegar el aire seco es lo único que nos recuerda que estamos en un paraje agreste. Antes, sin salir del propio aeropuerto, ya nos hacemos una idea de encontrarnos en un lugar diferente: en McCarran hay tragaperras. En USA solo está permitido jugar en 2 estados de la unión pero en esos dos se juega sin parar.
La ostentación es brutal. De hecho todos conocemos Las Vegas por las películas o series americanas y no defrauda, simplemente es exactamente como creemos que es. Mi primera impresión fue de día ya que llegamos a la mañana y no fue buena. El hormigón, de día, es gris. El asfalto, de día, es negro. Y el sol aprieta más de día que de noche..., sobre todo en Las Vegas. Pero de noche todo cambia y estalla la luz y el neón. Todos los casinos y resorts se iluminan enteros, ejerciendo la ostentación, el deporte favorito de la zona. El Bellaggio (Ocean´s eleven) pone en marcha las fuentes que sey el MGM Grand, un poco más abajo, en el strip, es verde entero e inabarcable por dentro. El Paris, el Venetian, con sus horteras pero trabajadas imitaciones de las ciudades referidas. El lujoso Wynn. El Caesars Palace (Resacón en Las Vegas) con su galería de tiendas donde siempre es de día. Cualquier combate de boxeo que se precie es en las Vegas. En una misma semana puedes tener a la filarmónica de Berlin, a Mark Knopfler y a The Who. Por supuesto que te puedes casar vestido de Elvis y tu mujer de Olivia Newton-John. Eso también es verdad en la ciudad que más mentiras vende.
Los espectáculos son inabarcables e impresionantes, pero a ese lugar se va a jugar. La entrada a los casinos es totalmente libre, sin ningún código de vestimenta. Puedes entrar sin dinero y sin camiseta. O con smoking. O enfundado en una bandera de Burkina Fasso y chanclas y calcetines. O como te de la gana. Realmente no les importa. La dedicación al turista es total y éstos le corresponden gastándoselo todo. Mientras juegues la bebida es gratis. Cualquier bebida y de la calidad que quieras. Si se te acaba la guita puedes pedir un préstamo al casino, en la correspondiente oficina y, si te arruinas y lo pierdes todo (no solo el dinero), el casino te ofrece su ayuda para curar tus problemas con el juego. Manda huevos. En el casino empieza y acaba todo. Está abierto 24 horas al día. La piscina y el bar también lo están. Todos los servicios de SPA también. Se puede fumar en casi cualquier sitio y si uno, por pura casualidad, gana dinero, el resort le ofrece la posibilidad de gastarlo en las tiendas más lujosas o en los espectáculos más suntuosos. También puedes visitar en helicóptero el único atractivo turístico natural que tiene el lugar: El Gran Cañón del Colorado por 300 dolares.
Un americano standard es ordenado y trabajador, con poco tiempo para él. Es ordenado y meticuloso hasta para su ocio y su familia a la que dedica exactamente una cantidad de tiempo, al día y a la semana. Las Vegas es una alcantarilla para los instintos de los estadounidenses, es como descorchar una botella que se agita 51 semanas al año. En ese lugar, nada está prohibido más allá del sentido común menos estricto. Abundan las drogas y la prostitución. Abunda el pecado. Abundan los excesos. En una mesa de Black Jack charlé con un muchacho que me dijo que llevaba tres días seguidos jugando y debía ser verdad a juicio de su cara. Ellos lo juegan seguido, por aquí lo repartimos más.
El turismo es Las Vegas. No hay nada parecido en el mundo. No hay ningún lugar que lo ofrezca todo a la vez y en todas las calidades y cantidades imaginables. Llegar desde Las Vegas a Ordizia (que es lo que hice) es como visitar la Luna, es como leer a Neruda después de comerte una hamburguesa con queso. Los dos sitios son necesarios, solamente que en proporción de 50 a 2 semanas que tiene el año en favor de ese pueblo del Goierri. Todo tiene su momento en la vida, Las Vegas también.

martes, 3 de mayo de 2011

Lugares: New York

Franky ojos azules dijo: "I want to wake up in that city that never sleeps"...., y no pude dejar de tararearlo en los 11 dias que estuve por allí. Cuando subimos emocionados al Rockefeller Center con su vista de 360 grados...., al norte Central Park y Harlem, el lujoso Upper East Side y el Bronx...., al sur el distrito financiero, sin las torres..., el Soho, Brooklyn y Mss. Liberty.... Hoy vuelve a mi en el dia en que se supone que Bin Laden ha sido cazado la emoción que sentí cuando vi los nombres de las 3000 victimas de los atentados de 2001. Uno cuando ve una cifra no se imagina lo que realmente supone. Cuando los 3000 nombres se escriben uno detras de otro ocupan una fachada entera.
También me emocioné junto al edificio Dakota donde asesinaron a John Lennon, uno de los pocos ídolos que he tenido (quizás junto a Freddie Mercury y Paul Newman). Imaginé a Yoko Ono con las manos manchadas de su amado mientras a éste se le escapaba la vida. Escuchaba "A day in the Life" dentro de mi.
Broadway atraviesa Manhattan desde Harlem hasta Chinatown y cruza y da forma a Times Square, un festival de luz. Precisamente en lo que ahora es Chinatown a principios de siglo Vito Andolini fundó Genco Oil cuando la miseria y la emigración acuciaban Europa y no Asia y Africa como ahora. Como todos los inmigrantes que llegaban en barco a USA, paraban en Ellis Island, enfrente de Manhattan y de la estatua de la Libertad donde eran investigados médica y políticamente antes de autorizarles la entrada. Los italianos se situaron en el lado oeste de Manhattan y allí a Vito, que por entonces ya había cambiado su apellido a Corleone, le dispararon cuando iba a comprar fruta enfrente de su casa en Little Italy.
El Empire State domina junto al Chrysler Building el Mid Town de Manhattan, la zona de expansión de la primera mitad del siglo XX. Fueron los edificios más altos del mundo. Es la zona de las tiendas de la quinta avenida, donde Audrey Hepburn se quedaba clavada en el escaparate de Tiffanys envuelta en negro.... Allí está el Madison Square Garden, en la calle 34 con la Séptima y, enfrente, el nido donde nos quedamos, el Hotel Pennsylvania. Mucho mas lejos, en el Bronx se encuentra el estadio de los Yankees donde jugó Joe Dimaggio y donde compré en la reventa entradas a un aprendiz de rapero de camiseta blanca y pantalones caidos. Desde el Madison (donde jugaron Willis Reed y Patrick Ewing) hacia el sur puedes bajar por cualquier avenida, pero si bajas por Broadway, te encontrarás el imponente Flatiron Building y Union Square donde pudimos comprar fruta en los puestos Amish. Hacia el norte si vas por el oeste llegarás a Times Square y por el este a Park Avenue y Madison Avenue te conducirán al glamuroso Upper East Side. Al sur de esas calles el edificio de las naciones unidas y un precioso paseo por la ribera del Hudson hacia Chinatown, con vistas a Brooklyn. Desde ahí sumergirse en el Soho o llegarse a Wall Street. O sentarse en un banco y solamente ver pasar la gente.
La comida en la ciudad es tema aparte. la oferta es infinita, hot dogs a 1 dolar por la calle, Hamburguesas con guarnición a 25 dolares, las mejores Pizzas del mundo (incluida Italia) en Arturo`s, restaurantes donde solo se puede entrar de etiqueta... los neoyorquinos practican el After work, o sea, tomar algo después del trabajo. Una cerveza y una ración de Nachos con guacamole rodeado de sofisticadas y yuppies es una buena experiencia. Ahora sí pagarás 30 dolares más la obligatoria propina.
Brooklyn, Queens y el Bronx esperan al otro lado del Hudson. Los puentes de New York darían para una entrada del blog, pero me quedaré con el de Brooklyn por encima del resto por su armazón de piedra y su rotundidad. Los chicos de "Erase una vez en América" jugando a la pelota debajo de su enormidad. Desde Brooklyn Highs al atardecer uno comprende la grandeza de Manhattan. Allí se crió Mike Tyson. A Staten Island, el quinto distrito, solo se llega en ferry o a través del puente Verrazano.
Dalí y Picasso son venerados en el Moma lo que supone un orgullo. El Metropolitan es inabarcable y gratuito y el Guggenheim es caro y moderno. En la Neuegalerie casi me caigo de la emoción al observar a Klimt en estado puro. Museos infinitos..., decenas de musicales a 130 dolares la entrada, entre los que elegimos Chicago. El arte y la City..., las artes figurativas y la pasión que puede haber en un patronato que se llevo hasta un templo egipcio entero hasta el museo Metropolitano.
Uno es capaz de imaginar los sitios pero New York tiene la grandeza de no defraudar las expectativas que genera el hecho de que todo el mundo ya lo conoce antes de ir allí. Todos hemos paseado con Woody Allen por Tribeca, vimos el desastre del 11-S y hemos acompañado a Sarah Jessica Parker hasta la tienda de Manolo Blahnik. Uno espera encontrarse a Robert de Niro o a Gwinyeth Palthrow al voltear la esquina en Greenwich Village. Todos sabemos que los taxis son amarillos y los coches de policia azules y blancos. Que hay muchos obesos y que es multicultural. Y así es. El misterio de New York es que ya lo conoces y aun así, sorprende. Sorprendió a García Lorca y a Vargas Llosa. Me sorprendió a mi. "These vagabond shoes..., they´re longing to stray...", Siempre Frank, siempre New York.