viernes, 3 de agosto de 2012

Recuerdos olímpicos (Atletismo)

Ya llevamos una semana de Juegos Olímpicos, el lugar donde se distinguen los grandes atletas de los campeones y los campeones de los mitos. Mi primer recuerdo es de la olimpiada de Seúl, cuando descalificaron a Ben Johnson tras ganar el oro de 100 m. a Carl Lewis y batir el Récord Mundial dejándose llevar en los últimos metros.

Aparte de otras historias increíbles e inolvidables como la final de baloncesto de Pekín (con el mejor equipo americano posible sufriendo ante España) o Van den Hoogenband, el holandés volador, el pecho plano, repitiendo oro en la prueba reina en Atenas, los 100 m libres, para mi, los JJOO son, básicamente, Atletismo. Y hoy empieza lo bueno.

Algunos recuerdos imborrables

10.000 m. Sidney 2000. El sprint más agónico de la historia. Haile Gebreselassie era el vigente campeón y el rey del fondo. Por delante, y a falta de una vuelta, sufrió un brutal ataque de un atleta fantástico, el keniano Paul Tergat, que le iba a llevar a conocer sus límites en una recta final que se hizo interminable. Los dos habían sido récord mundial, aunque el vigente era Gebreselassie. El diminuto etíope de sonrisa radiante le ganaría por solamente 8 centésimas. Más adelante, Tergat batiría el record del mundo de Maratón y Gebreselassie, lesiones aparte, vería como su compatriota Kenenisa Bekele le desvancaba. Sin embargo ambos se llevaron al límite en esta formidable carrera



200 m. Atlanta 1996. El expreso de Waco. En el año 96 el récord del mundo de los 200 m. lo ostentaba un italiano, Pietro Mennea, con 19,72, en México DF en 1979. Un mes antes, Michael Johnson, Tejano, de Waco, lo rebajó 6 centésimas, hasta 19,66. Pero este atleta de morfología extraña, tren superior desarrollado, piernas cortas, pasos cortos, había dejado la traca final para el 1 de agosto en Atlanta. Otros días había corrido, ese día, simplemente, explotó. Rebajó el récord hasta 19,32, un mordisco brutal. Solamente el mito Usain Bolt y su previsible sucesor, Yohann Blake, han rebasado esas cifras hasta la fecha, una década larga más tarde. Para colmo su carrera no eran los 200, sino los 400 m donde también ganaría el oro en Atlanta, repetiría metal en Sidney y, aún, ostenta el récord mundial (43,18 Sevilla, 1999)


Javalina. Sidney 2000. Jan Zelezny. Los lanzamientos en España son los hermanos pobres, con apenas seguimiento mediatico. Por ende, los lanzadores, como el leones Manolo Martínez o el canario Mario Pestano, son un rara avis, una especie de librepensadores que entrenan solos y luchan contra gigantes. Ésto no es así en otros países lados. En Finlandia la javalina es es el deporte nacional. Asimismo, Rusia y Noruega siempre han contado con excelentes lanzadores. Pero ninguno tan bueno como el mítico checo Jan Zelezny que, en Sidney, conseguía su tercer oro consecutivo. Algo alucinante, solamente a la altura del lanzador Al Oerter, Carl Lewis, en salto de longitud y Saneyev, el triplista ruso..

Maraton. Atenas 2004. Vanderlei de Lima. El maratón por aquel entonces estaba abierto a atletas no africanos, más preocupados por la pista y las jugosas sumas que recibían en los mítines. El atletismo en Kenia y Etiopía es un modo de vida, no una afición. En Atenas Vanderlei de Lima, brasileño, de Paraná, cara de habitante de fabela, lideraba la carrera con 25 segundos de ventaja en el km 35, en los momentos que los maratonianos definen como "el muro", allí donde ni se acelera ni se frena, simplemente se va. Un impresentable vestido de irlandés le asaltó y al final quedó tercero. El deporte pocas veces fue tan cruel con alguien. Ganó Baldini, un formidable italiano que, sin embargo, no lo merecía. Y el lo sabía.



100 m y 200 m. Pekin 2008. Usain Bolt. Llegaba como el tercero en discordia tras el plusmarquista mundial Asafa Powell, de Jamaica, y el americano Tyson Gay. Estos dos monstruos que, en otros momentos, hubieran sido grandes campeones iban a ver como un chaval de 22 años que apenas exhibía musculatura y que no paraba de hacer el tonto cada vez que una cámara le enfocaba, les iba a relegar al olvido. 2 victorias aplastantes y dos récords mundiales (el de 100 m. dejándose llevar). Había nacido una leyenda que, dos años después, en los mundiales de Berlín, repetiría récords y victorias. Los que entienden de ésto le auguran, además, un 400 terrible, pudiendo bajar de 43 segundos.



Un abrazo compañeros