martes, 28 de junio de 2011

Cuentos de Junio

Hacia ya 7000 años que el torneo no se celebraba y a pesar de todo el gran tiburón blanco se sentía legitimado para ordenar y para pensar. Cuando se coaligaron el pequeño colibrí, la brillante esmeralda y la portentosa ceiba e invocaron el desafío formalmente no le quedo otro remedio al reinante tiburón que aceptar: de hecho controlaban mas de las dos terceras partes reglamentarias del parlamento de las ánimas.
El revuelo era gigantesco. La expectación era mucho mayor, ni que decir tiene, que en la anterior competición que se celebró en las aguas de Sommaroya al norte de Noruega y, ésto sin duda, mayor que la antepenúltima que albergaron hospitalariamente los demonios de la taiga. De hecho, y esto lo afirmaban a la vez una ancestral cucaracha peruana y el imponente sarpullido de termitas norteamericanas que siempre animaban los previos, la expectación solamente podía compararse a la caída del último gran rey: el antílope.
Desgraciadamente para todos las cosas habían cambiado y el olvido no jugaba ya el papel trascendente que había tenido cientos de milenios atrás. Lo que los ancestros decidieron fue combinado con nuevas creencias y los siempre influyentes helechos lograron ya hace 250.340 años que el olvido fuera sustituido progresivamente por la armonía. A nadie se le escapó, al menos a priori, que el reino vegetal saldría claramente recompensado. Sin embargo, un ruiseñor dorado y valiente derrotó al candidato elegido por los gladiolos naranjas en la primera competición después de tan controvertida decisión y marcó un ritmo que a los vegetales siempre les costaría seguir.
Al desafío, cada vez más armónico, menos visceral, se fueron añadiendo matices pero fue hace tan solo 55000 años cuando una rata gris introdujo el amor como elemento conceptual. Hubo un duro debate y no fue fácil. La mera inclusión de la ira, decenas de miles de años atrás,  fue difícil y supuso una ruptura en las relaciones entre varias especies. Para el amor la aceptación fue tan minoritaria que apenas se tuvo en cuenta en sucesivos reinados. Hubo hasta quien ganó despreciándolo como le pasó al sauce llorón, pero hasta él sabía que esa era la emoción dominante, hasta él intuía su poder. Pero la idea estaba germinando y el sentimiento iba añadiendo tonos diferentes a las ánimas presentes y cada vez más los retadores exprimían las enormes capacidades de tan codiciado don. Cuando el cuarzo fue derrotado por la mariposa gigante en tierras del atlas todos los entes concibieron el principio de una era. La era del amor.
Cuando me eligieron rey hace 22000 años no podía ni soñar que fueras tú quien me iba a derrotar. Estando solo no he podido hacer nada y he sido devorado.

miércoles, 15 de junio de 2011

En tu memoria, querido Quin, querido amigo.

En memoria de Quin (Conguito)
Lo primero que me viene a la cabeza un día como hoy es verte tumbado en la cama del colegio mayor con tu camiseta roja de Turquia, el pelo rizado y largo, siempre sin peinar, en la penumbra. Quizás jugando al ajedrez, quizás simplemente escuchando. Sonriendo. Rojo de alma e ideología y negro canario. Pensarte en blanco y negro es imposible. Pensarte arrodillado es impensable. Conocerte y no quererte, una odisea. No olvido. No olvidamos.
Compartíamos muchas cosas, lo último el amor por la escritura. Su blog está enlazado en el mio arriba a la derecha; antes el fútbol, los estudios, las tendencias políticas y sobre todo un puñado de valores que para ti eran naturales y por los que yo suspiro, como el amor a la amistad, la libertad de pensamiento y la tolerancia.
Robabas natillas y naranjas en el comedor aprovechando unos amplios pantalones de chandal semicaídos. No olvido. No olvidamos. En las pachangas de futbito eras hiper competitivo y un poco sucio. Tampoco lo olvido. Fuimos poco a poco recorriendo nuestro camino en Santander, a velocidades divergentes pero hombro con hombro. Empezamos en el Colegio mayor, seguimos desperdigados por los pisos de los alrededores de la escuela. Volver a su Tenerife, a La Laguna, solamente 2 veces en 9 largos meses seguro que se te hacía muy duro y, quizás por eso, eras de los que más se entregó al grupo. Desde el 94 al 98 trabajamos conjuntamente en forjar un grupo de amigos tan sólido como flexible. Es un orgullo para mi que siga existiendo dicha cuadrilla. El 7 de julio nos volveremos a ver pero nada será igual. Desde aquí prometo remontar la tristeza que me invade y recordarte siempre sonriente, hablar de ti con alegría, contar tus anecdotas. Sin ti el grupo ya no es lo mismo, falta tu inteligencia creativa, faltan tus casi 190 centímetros de humanidad. La distancia nunca fue suficiente y siempre, de una manera o de otra, supimos el uno del otro.
Hoy en día falta creatividad por todas las esquinas, en todos los oficios y ante tu ausencia los que la defendemos nos quedamos huerfanos. Tu paradoja es ser Ingeniero de Caminos en un alma de artista..., ser un técnico de espíritu libre que prefiere redactar un cuento a un procedimiento, que disfruta más con un ocaso que con un puente atirantado. Créeme que hoy me siento solo. Créeme que hoy nos sentimos solos. Siempre te he tenido envidia, no solo por ser más guapo más alto y más inteligente que yo, sino por ser simplemente mejor. Aspiro a ser como tú. O casi. Un poco más libre.
Aun así nada te impidió terminar la carrera y ejercerla. Acostumbrado como estabas al desapego, al desarraigo, te moviste geográficamente persiguiendo tus trabajos. Conociste a tu princesa y viviste tu propia primavera en Cataluña. Esa princesa, a la que no conozco, es ya parte de mi vida. Esa princesa, a la que no conocemos, es ya parte de nuestras vidas. Sé que trabajabas en una novela, que seguías haciendo fotografías fantásticas y que seguías involucrado en la política más pura, la que va desde las personas hacia las instituciones. Sé que seguías libre, intentando que si el mundo gira en un sentido, tu caminar hacia el contrario. Tu triste final ha sido acorde a tu existencia situándose fuera de los renglones que marca la sociedad. Lloro y pienso que en ésto podrías haber sido un poco más convencional, por una vez en la vida.
Nos enseñaste lo que es una guagua y unas papas. Compartir pasó a ser sinónimo de a pachas. Nos diste a probar el Ron - miel...., nos has dado tanto por tan poco!. Los pájaros viajan hacia el oeste en tu perfil y hacia allí iremos todos detrás de ti. Dále recuerdos a Gandhi, a Bob Marley y a Jorge Semprún y espéranos sentado alrededor de una fumarola de incienso.
"Tanto dolor se agrupa en mi costado, que por doler me duele hasta el aliento"... Miguel Hernández.

martes, 7 de junio de 2011

23 días sin humo

El domingo 16 de mayo a las ocho de la tarde, después de volver de Medina donde se celebraban las fiestas de San Isidro, fume mi último Chester, mi último rubio americano. Han pasado 23 días, algunos han sido largos y tediosos pero la mayoría han sido satisfactorios.
Después de estos 23 días estoy bastante feliz. Ya desde hace algunos días no estoy tomando las pastillas pero he de reconocer que no sé exactamente si por su acción, por el efecto placebo o porqué, los primeros días no padecí ansiedad. O por lo menos la ansiedad que debía sentir (¿prejuicio?, nunca lo sabré). A día de hoy la susodicha ansiedad es muy limitada y se presenta solamente en momentos que en su día se asociaron a fumar o cuando ves a alguien fumar realmente a gusto. En este sentido recuerdo al llegar a Barajas desde Senegal, una persona que caminaba a mi lado por la eterna terminal 4 y al salir a la calle posó la maleta y encendió un cigarrillo. Esos sí los echo de menos, los que se fuman a gusto pero, ¿cuantos son?, en mi caso ni siquiera uno al día de los 30+ que me metía.
En cualquier caso la tentación va y viene pero dura poco, no más de medio minuto. Y en esos momentos en mi caso hay dos antídotos que funcionan bien: 1: No tener tabaco a mano (yo pase por el grifo los 4 o 5 paquetes empezados que tenia el día 2 de este proceso) y coger un chicle (en el coche) o un caramelo (casa y trabajo). 2: Y más importante: saber que si no fumas ese cigarrillo estarás más cerca del objetivo y que si lo haces tirarás por la borda un montón de trabajo. Para mi pensar ésto cuando me apetece fumar es mano de santo, es relajación. Y basta con pensarlo una vez, la ansiedad desaparece enseguida.
Y luego están los pequeños (o grandes) detalles de mi vida sin el humo. Porque lo que se aprecian son eso, detalles, ya que los hechos realmente serios como estar acopiando años de vida o estar ganándome una muerte más digna no se perciben. Esos fueron causas para dejar de fumar, darme cuenta de que quizás no sea inmortal.
Como iba diciendo, detalles como ver una película entera en el cine sin sufrir a partir de la primera hora. O como el montón de espacio que tengo en los bolsillos. Uno de mis preferidos: el sentido del olfato ha vuelto. En Bandafassi al pasar por el lado de una casa me llegó un olor nítido a lentejas cocinándose. Yo antes era incapaz de percibir ese tipo de olores en la calle. O el perfume de una amiga a la que pregunté si se había echado más cantidad que otras veces y me dijo que no. El ambientador del coche por fin parece una inversión rentable. Lo que de verdad no he notado es diferencia en el sentido del gusto, no noto especial intensidad en los sabores ni me parecen distintos a cuando estaba tragando humo. De momento no he engordado pero para eso los doce días que estado en Senegal han ayudado. Ahora creo que estoy comiendo más y voy a tratar de controlarlo. A ver si por fin empiezo a ir a correr y mejora el tiempo y a nadar a la playa.
Pero como iba diciendo me siento más feliz. La garganta no me duele por las mañanas ni tengo la tos que me provocaba hasta nauseas a la hora de la ducha matutina. Además siento que estoy haciendo algo positivo, algo que es intrínsecamente bueno para mí y para mis padres, a los que, quizás, esté ahorrando verme consumirme en una camilla del hospital. Eso si es que al final del todo no soy inmortal. Aparte entre 40 y 45 euros a la semana que me ahorro, pero esta es la parte que menos satisfacción me da, quiero decir, no considero que lo caro que está el tabaco sea un incentivo para dejar de fumar. Al menos en mi caso.
Espero no recaer y de momento la cosa va bien porque soy feliz. Gracias a todos los que me incitasteis a tomar esta decisión, en especial a María que me regaló las pastillas (el mejor regalo que me han hecho en mucho tiempo), a Ángela que me regaló ya hace tiempo el libro de dejar de fumar (y nunca desistió en su deseo de que lo hiciera) y ánimo a Move que me saca 10 días de diferencia en este tinglado. Y con absoluta sinceridad, cuesta trabajo pero el beneficio es mucho mayor y, por ello y en mi caso, no está siendo en absoluto difícil.

miércoles, 1 de junio de 2011

Senegal, primeros recuerdos

En el pais Bassari hay 3 arboles "grandes". Por un lado están los tamarindos cuyas ramas se mascan. También hay baobabs, aunque menos que en la zona de la costa. Es un árbol curioso con un tronco potente de madera inservible y ramas pequeñas de donde cuelga el pan de mono, la comida de los simios. Pero sobre todo están las ceibas, grandiosas, enormes y con forma casi circular. Estas tres especies de arboles es uno de los muchos detalles que he añadido a mi vida los 10 días que he estado por allí.
En la población de Bandafassi conozco gente de tres etnias distintas. Allí conviven una mayoría Peul, un amplio grupo Bedik y algún Bassari. Cada etnia maneja su propio idioma y costumbres pero sin embargo no su propia religión, siendo mayoritariamente musulmanes. Si añadimos a esos idiomas el wólof, que originariamente es de la etnia homónima de la región de Dakar y Thies pero que hoy en día es la lengua nacional, y el francés nos ponen en nada menos que cinco los idiomas que se hablan en un pueblo al que yo le calculo 3000 habitantes como mucho. Es una riqueza cultural inmensa.
Aprieta el calor por la tarde y una buena solución es comer un mango. Yo creía que esa fruta la conocía pero allí es como otro producto, carnoso, madurado en el árbol. Los compro en el pueblo a 15 cms. de euro cada uno. Me siento bajo un árbol y espero a que lleguen los niños. En cuestión de diez minutos tengo tantos alrededor que casi no lo puedo manejar. En esto la diferencia es radical con Europa. Hay muchos niños y las madres son jóvenes. Aparte por aqui es habitual ver a las madres detrás de los niños siendo raro ver un niño menor de 6 años solo; en Senegal son los niños los que van detrás de las madres, que están trabajando todo el día. Por consejo de José María me llevé globos, pelotas y otros juguetes baratos que voy repartiendo a los niños a cambio de una sonrisa. Los desgastan literalmente.
Paso en el campamento de Leontine 7 noches. Mi habitación es una cabaña sin agua corriente y con luz solamente de siete de la tarde a una de la mañana. La rutina es acostarse pronto (aprovechando algo de la luz para poner el ventilador) y levantarme pronto. A mediodía y antes de que el sol se cuele por la ventana una siesta. Como se come alrededor de la una no hay problema. Entre medias visitar los proyectos y hablar con la gente. Prometo mejorar mi francés. Con eso la experiencia hubiera sido aun mejor. Gracias Ambrosio, excelente guía, mejor persona y traductor necesario.
He recuperado el olfato en Senegal y me ha venido bien. Las mujeres cocinan en la calle sobre unas brasas en un puchero. Los hombres dialogan tanto de la vida que se les va a desgastar la lengua mucho antes que las manos y los campos acaban de secarse ahora que llega la temporada de lluvias. Se empiezan a plantar el mijo, el cacahuete y el algodón.
Poco a poco iré escribiendo más de la experiencia a medida que los recuerdos y los sentimientos vayan aflorando y el color de África (gente negra con ropas y collares de colores brillantes sobre una pista ocre y arboles verdes bajo un cielo azul infinito) vaya anidando en mi retina de nuevo. Besos a África.