lunes, 7 de mayo de 2012

Mi visión sobre Repsol e YPF

Vaya por delante que esta entrada es una visión personal. Ademas en los tiempos de desinformación que vivimos, donde los periódicos son panfletos y los políticos son populistas y mentirosos, informarse correctamente es una utopía.

Repsol es una empresa privada que en su origen, como tantas otras, fue pública. España ha hecho en los últimos 30 años lo mismo que un equipo de fútbol acorralado por las deudas: vender el campo para fichar jugadores. Con ese neoliberalismo de fondo, Repsol fue privatizado (era Campsa en origen) a la vez que Argentaria, Telefónica, Endesa o Gas Natural, entre otras. El fin de las empresas cambiaba radicalmente: Antes era Servir a la Sociedad; ahora es Ganar Dinero.

Y como el fin es ganar dinero y no sólo eso, sino cada vez ganar más dinero, pues Repsol se ve en la tesitura de hacerlo. Y compra el 57 % de YPF al estado argentino en el año 1999 por 15.169 millones de dólares. De ese modo pasaba de ser una compañía de refino y distribución a nivel nacional a ser una compañía petrolera de rango mundial.

Pero la economía de mercado es lo que es y el origen de esta crisis a mi modo de ver tiene un punto de inflexión en otoño de 2006 cuando Sacyr (una constructora joven) compra a crédito el 20 % de Repsol. Este tipo de operaciones son curiosas: Sacyr no pone ni un euro a priori: Pide un crédito a los bancos con las acciones que va a comprar como garantía. En aquella época Repsol cotizaba aproximadamente a 30 euros por acción lo que significa que mientras las acciones estén por encima de ese valor los bancos están tranquilos (las garantías son mayores que el crédito concedido). A esos niveles, los intereses se pagan con los dividendos que da la compañía con cargo a sus beneficios. Y todos tan contentos. Cabe destacar que los chicos de Sacyr (Con los señores Del Rivero y Abelló a la cabeza) se plantearon comprar de la misma manera ni mas ni menos que el BBVA. Con este sistema yo podría comprar la empresa Coca Cola tranquilamente.

Poco a poco me voy acercando a donde quiero.... Los pozos argentinos tradicionales, donde YPF lleva operando desde principios del siglo XX, se van vaciando poco a poco, siendo cada vez más costoso extraer el petroleo con los sistemas tradicionales. En ese sentido, la extracción petrolifera anual de YPF en Argentina es cada vez menor. No es que no haya petroleo en el subsuelo argentino (que de hecho hay un montón, sobre todo en la zona de Vaca Muerta) sino que no se extrae por la ingente inversión necesaria para hacerlo, ya que los sistemas de extracción por fracturación de rocas (fracking) requieren un ritmo inversor potente y continuado. A la vez que todo esto empieza a cercenar la actividad de YPF, las acciones de Repsol en Madrid empiezan a bajar y bajar. A medida que bajan y bajan, las garantías exigidas a Sacyr (dueño del 20 y pico por ciento de las acciones) por los bancos que le concedieron el crédito son mayores. La empresa constructora acorralada por una deuda superlativa empieza a maniobrar para salvarse de una bancarrota que en muchos foros se da por descontada. Primero amenaza con vender su participación a los rusos. Luego a los mejicanos de PEMEX. El chantaje a los políticos era claro: para librarme yo (Sacyr) de la quiebra dejaría tranquilamente que la otrora pública Repsol sea dominada por capital extranjero. Y la reina de todas las batallas se da en la cuantía de los dividendos a repartir año tras año. Las decisiones del consejo acerca de que hacer con los beneficios de la compañía son duras: por un lado Sacyr quiere el máximo dividendo ahogado por su situación financiera y por otro lado existen consejeros que no ven razonable vaciar la empresa de beneficios y detener las inversiones.

Y llegamos al punto central de mi argumento: Creo firmemente que esas tensiones dentro de Repsol provocaron una caída de las inversiones necesarias para poder explotar los yacimientos de YPF en Argentina. Ese dinero se destinó a dividendos que Repsol concedía a su máximo accionista, de los cuales dependía su supervivencia.

Cuando Cristina Fernández, su hijo Máximo y Axel Kicilloff tuvieron la certeza de que los yacimientos argentinos eran explotables a 25 dolares el barril (asesorados por los norteamericanos de Exxon, no lo olvidemos), vieron una oportunidad de explotar su populismo y acometieron la expropiación.

Cabe añadir que existe un tratado bilateral entre Argentina y España para proteger las inversiones que Argentina se salta a la torera, esto es evidente, pero creo que debemos analizar críticamente la situación de Repsol, una empresa que no hace mucho fue pública y que ha sido devorada por los leones del capitalismo. ¿Entenderíamos en España que una empresa sudamericana comprara todos los olivares de Jaén y después de recolectar los más fáciles de explotar, dejara los campos en barbecho para repartir dividendos?. Pues eso.








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