sábado, 1 de junio de 2013

El otro Iniesta





P. Dicen que el saber no ocupa lugar.

R. Falso. Si te tiras cuatro horas estudiando, te ha ocupado lugar y tiempo. Y el tiempo es sitio. Hasta los griegos lo sabían: el conocimiento objetivo no vale demasiado. Hay que tener un conocimiento más intuitivo.

En la vida conoces gente que irremediablemente catalogas, etiquetas. Cuando, en el devenir vital, topas con alguien diferente, te paras y te dejas sorprender. Diferente es, por ejemplo, Jorge Valdano. Diferente es, asimismo, Vargas Llosa. Y sobre todo, a mis ojos, siempre fue el mas diferente de todos, Roberto Iniesta (Plasencia, 1962), el genial artífice de Extremoduro. Para muestra, la cita que encabeza la entrada.

Cuando uno escucha Extremoduro, la voz rota de Robe, se siente evocado. Detrás de un aspecto canalla y golpes rítmicos de guitarra, siente el poder de la poesía, siente que las palabras se van juntando, que van formando un todo que se impone sobre las partes. Robe siempre cantó al amor (y al desamor, su parte más inspiradora) y a las drogas, desgarrando el alma, devorando el micrófono. Su carrera, en la cual fue cambiando constantemente de compañeros de grupo, fue la de un trovador que en siete años publicó 6 discos fundamentales en la reciente historia del rock de este país. Sobre todo, "Rock Transgresivo" (1989) y "Somos unos animales" (1991) eran la evolución positiva y mejorada del rock duro de los 80, de grupos como Eskorbuto o Cicatriz. Los punkies también se enamoran. Aquellos fueron años de carretera obligada. Robe siempre se consideró un letrista y en cuanto pudo se dedicó a ello, menos conciertos, más composición, colaboraciones y libros. Sus influencias ACDC, Antonio Machado, Miguel Hernández. Los amigos molan, pero componer, lo hago solo.

Después de Agila (1996), dos joyas, "Canciones prohibidas" (1998) y "Yo, minoría absoluta" (2002) y cinco años de silencio. Robe siempre hizo lo que le dio la gana y dicen que fueron cinco años de neblina ocasionada por las drogas, por el Pais Vasco, dicen. Hacer lo que le dio la gana le supuso que le declararan persona non grata en Plasencia, donde solamente ha dado dos conciertos desde 1990. Su relación con su Extremadura natal ha sido siempre tormentosa, trufada de declaraciones sobre el nulo porvenir (a su juicio) de la región coronadas por la mítica canción "Extremaydura". El alma libre chocó con unos dirigentes regionales populistas y engordados que le consideraron una lacra: Nada mas lejos de la realidad: Hay que ser muy patriota para criticar de manera dura y desnuda los lugares que se aman, aunque le pese a Rodriguez Ibarra, que le vetó y le ha dedicado cartas abiertas.

Roberto Iniesta, Robe, es un poeta que no ha hecho más que escribir sobre lo que rodea, la calle, las drogas y el amor. Nunca ha renegado de si mismo y ha hecho del desprecio ajeno, un éxito masivo. Trata el amor de manera desnuda ("Quemando sus recuerdos") y directa, no hablando de flores ni primaveras, sino de sentimientos y dolor. En 2008 publica el magistral "La ley Innata" y en 2011 "Material defectuoso". El creador evoluciona, tangos y codas flamencas, estructuras diferentes.

Si hubiera nacido en los suburbios de Londres, sería un dios, al nivel de Sid Vicious (que no le alcanza en talento), Roger Daltrey o los hermanos Gallaguer. Aquí, le queremos pero no le ensalzamos, sabemos de él pero no es una estrella. Robe estaba predestinado a morir joven y ya tiene más de 50. Un canalla que compone como un ángel, que toma drogas como otros marisco, que escribe, que piensa y que emociona.

En este erial de país que tenemos, en este sálvese quien pueda, el recuerdo de los genios diferentes debe mostrarnos el camino. Aunque sé que para ti ya es tarde, no cambies, Robe.

"Desde que tu no me quieres, yo quiero a los animales... Y al animal que más quiero es al buitre carroñero"



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