miércoles, 15 de junio de 2011

En tu memoria, querido Quin, querido amigo.

En memoria de Quin (Conguito)
Lo primero que me viene a la cabeza un día como hoy es verte tumbado en la cama del colegio mayor con tu camiseta roja de Turquia, el pelo rizado y largo, siempre sin peinar, en la penumbra. Quizás jugando al ajedrez, quizás simplemente escuchando. Sonriendo. Rojo de alma e ideología y negro canario. Pensarte en blanco y negro es imposible. Pensarte arrodillado es impensable. Conocerte y no quererte, una odisea. No olvido. No olvidamos.
Compartíamos muchas cosas, lo último el amor por la escritura. Su blog está enlazado en el mio arriba a la derecha; antes el fútbol, los estudios, las tendencias políticas y sobre todo un puñado de valores que para ti eran naturales y por los que yo suspiro, como el amor a la amistad, la libertad de pensamiento y la tolerancia.
Robabas natillas y naranjas en el comedor aprovechando unos amplios pantalones de chandal semicaídos. No olvido. No olvidamos. En las pachangas de futbito eras hiper competitivo y un poco sucio. Tampoco lo olvido. Fuimos poco a poco recorriendo nuestro camino en Santander, a velocidades divergentes pero hombro con hombro. Empezamos en el Colegio mayor, seguimos desperdigados por los pisos de los alrededores de la escuela. Volver a su Tenerife, a La Laguna, solamente 2 veces en 9 largos meses seguro que se te hacía muy duro y, quizás por eso, eras de los que más se entregó al grupo. Desde el 94 al 98 trabajamos conjuntamente en forjar un grupo de amigos tan sólido como flexible. Es un orgullo para mi que siga existiendo dicha cuadrilla. El 7 de julio nos volveremos a ver pero nada será igual. Desde aquí prometo remontar la tristeza que me invade y recordarte siempre sonriente, hablar de ti con alegría, contar tus anecdotas. Sin ti el grupo ya no es lo mismo, falta tu inteligencia creativa, faltan tus casi 190 centímetros de humanidad. La distancia nunca fue suficiente y siempre, de una manera o de otra, supimos el uno del otro.
Hoy en día falta creatividad por todas las esquinas, en todos los oficios y ante tu ausencia los que la defendemos nos quedamos huerfanos. Tu paradoja es ser Ingeniero de Caminos en un alma de artista..., ser un técnico de espíritu libre que prefiere redactar un cuento a un procedimiento, que disfruta más con un ocaso que con un puente atirantado. Créeme que hoy me siento solo. Créeme que hoy nos sentimos solos. Siempre te he tenido envidia, no solo por ser más guapo más alto y más inteligente que yo, sino por ser simplemente mejor. Aspiro a ser como tú. O casi. Un poco más libre.
Aun así nada te impidió terminar la carrera y ejercerla. Acostumbrado como estabas al desapego, al desarraigo, te moviste geográficamente persiguiendo tus trabajos. Conociste a tu princesa y viviste tu propia primavera en Cataluña. Esa princesa, a la que no conozco, es ya parte de mi vida. Esa princesa, a la que no conocemos, es ya parte de nuestras vidas. Sé que trabajabas en una novela, que seguías haciendo fotografías fantásticas y que seguías involucrado en la política más pura, la que va desde las personas hacia las instituciones. Sé que seguías libre, intentando que si el mundo gira en un sentido, tu caminar hacia el contrario. Tu triste final ha sido acorde a tu existencia situándose fuera de los renglones que marca la sociedad. Lloro y pienso que en ésto podrías haber sido un poco más convencional, por una vez en la vida.
Nos enseñaste lo que es una guagua y unas papas. Compartir pasó a ser sinónimo de a pachas. Nos diste a probar el Ron - miel...., nos has dado tanto por tan poco!. Los pájaros viajan hacia el oeste en tu perfil y hacia allí iremos todos detrás de ti. Dále recuerdos a Gandhi, a Bob Marley y a Jorge Semprún y espéranos sentado alrededor de una fumarola de incienso.
"Tanto dolor se agrupa en mi costado, que por doler me duele hasta el aliento"... Miguel Hernández.

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