martes, 15 de noviembre de 2011

Recuerdos de fútbol

Repasando las entradas que llevo escritas veo que recogen, en su conjunto, bastante bien cuales son mis pasiones: El cine, los viajes, la filosofía etc... Sin embargo caigo en la cuenta de que aun no he escrito nada sobre una de mis grandes pasiones como es el fútbol. Y tengo que decir que realmente lleva acompañándome tanto tiempo que es como si fuera una parte de mí. Asocio partes de mi vida a momentos de fútbol (el año con Obelix en la Uni a Vieri en el Atlético de Madrid, el mundial del 94 a un viaje a Valencia....). Además mi visión sobre este sagrado entretenimiento es bastante más objetiva que la de la media por no tener grabado a sangre y fuego los colores de ningún equipo. Durante un tiempo fue el Real Burgos, luego el Valencia y ahora la Real Sociedad pero siempre con cierta distancia.

Mis primeros recuerdos de fútbol son los cuatro goles de Butragueño a Dinamarca en los octavos de final del mundial de México. Como se jugaba por la noche hora española yo no vi el partido en directo pero la reminiscencia es clara: Me levanté y vino mi padre entusiasmado a explicarme como el Buitre aparecía de la nada robaba un balón y marcaba a los daneses. ¡5 - 1 les hemos metido!. Yo miraba a mi padre y veía la emoción en sus ojos. Luego Eloy falló el penalty contra Bélgica y para casa. Luego Michel que fue un gran jugador pero nunca fue un ejemplo de humildad gritando "¡Me lo merezco!" tras marcar tres goles a Corea en el 90. Después, en octavos apartó la cara en vez de taponar el disparo de Stojkovic y Yugoslavia nos echó del mundial, que sería a la postre ganado por la Alemania de Mathaus y Brehme.

Mas adelante recuerdo nítidamente a Koeman, lentísimo él, pero todo un espectáculo de jugador. Pasaba a 60 metros mejor que la mayoría a 10. Fue junto con Baresi el último defensa libre puro que recuerdo. Luego Romario en el Barça metiendo vaselinas, el regate a Alkorta en el Camp Nou, Laudrup pasando el balón mirando al otro lado...De aquellos años los recuerdos son entrañables pero no abundantes. Por un lado el Superdepor, con Fran, Aldana, Bebeto (un jugador de plastilina); el mundial del 94 con el fallo en el penalty decisivo de Roberto Baggio y los búlgaros fumando y jugando a las cartas antes de jugar las semifinales. Ese año murió Ayrton Senna y su recuerdo lo asocio al fútbol ya que los campeones del mundo, con los mencionados Romario y Bebeto a la cabeza, pero también con el portentoso Mauro Silva o Mazinho portaron una pancarta de reconocimiento al ídolo caído durante las celebraciones. También en ese mundial un Maradona absolutamente desatado gritó como nadie a una cámara de Televisión y a centimetros de ésta tras marcar un golazo y antes de dar positivo por cocaína. Fue el fin del mito.

Fueron años durante los cuales mi cultura de fútbol se iba forjando. El Madrid después de hundirse en Tenerife dos veces (uno de ellos con la cantada memorable de Buyo que concedió un gol para salvar un corner) fichó a Jorge Valdano y ganó la liga. Ivan Zamorano, para mi siempre sobre valorado, fue una pieza fundamental. El Barcelona perdió 4 - 0 en Atenas contra el Milán la final de la Copa de Europa y Zubi encajó un gol increíble de Van Basten, quizás el delantero centro más completo (que no el mejor) que he conocido. Aquella derrota marcó un antes y un después en el Barcelona. Y luego llegó Ronaldo y todo lo que se había visto hasta entonces quedó en segundo plano. Y nunca se volvió a ver nada igual.

Cuando arrancaba era como un búfalo. La emoción que deparaba su portentoso físico, con una arrancada absolutamente criminal (recuerdo una contra el Depor levantándose del suelo y encarando la portería a mil por hora) y una fuerza que derribaba a los defensas que salían a por él era indescriptible. Luego delante del portero, el búfalo se convertía en una víbora inteligente que decidía en décimas de segundo si tiraba fuerte y aun lado, flojo y al otro o regateaba al portero con una peculiaridad: nunca temblaba donde otros se derriten. Además, si era alguien absolutamente especial lo era también porque siempre elegía la opción correcta. El Inter vino y se lo llevó y, estando allí, perdió la final del Mundial del 98 (que no debió jugarla) y se rompió el tendón rotuliano, una lesión que es gravísima y rarísima. El búfalo, tras años varado, resurgió en el 2002 para alzarse con una nueva copa del mundo, siendo el máximo goleador y marcando a Kahn por partida doble en la final. Fichó por el Real Madrid y allí consumió sus años marcando más y más goles. Hay otros jugadores que han sido muy buenos, con mejor palmarés pero nadie ha tenido su inmenso carisma. Es una persona que fuera del campo funde toda su energía en cariño.

Ronaldo coincidió en el tiempo y en el Real Madrid con Zinedine Zidane, que es la otra gran figura del fútbol que he conocido plenamente (Maradona me pilló muy pequeño y Messi aun tiene 24 años). Zidane es técnica pura. Era preciso como un relojero a la hora de pasar y los controles los ejecutaba con una sencillez que parecía de otro mundo. Su leyenda se asocia al mundial del 98 donde marcó dos goles en la final (aunque en la fase de grupos pisó a un argelino y fue expulsado) y al celebre cabezazo a Materazzi en 2006, que le costó la expulsión durante la prorroga de la final que perdieron frente a la Italia de Pirlo. También hizo un gol increíble al Bayer Leverkusen con la izquierda rematando un balón que venía del cielo.

Y los recuerdos son cada vez más abundantes a medida que se acercan al presente y sigo viendo fútbol y, de vez en cuando, aun me emociono con la intensidad de un partido, con la incertidumbre de un resultado, con un regate o un cambio de juego. Pero el niño que llevo dentro aun se acuerda de ver al Real Burgos (no confundir con el Burgos de ahora, aquel vestía de rojo con una franja diagonal marrón y pantalón blanco) en el Plantío empatar con el Sevilla, con gol de Balint. Recuerdo a Tocornal, a Karabeg, a Ribera.... Recuerdo cuando ganamos 4 - 0 a mi ahora querida Real Sociedad y fuimos ¡líderes! de Primera. Cualquier tiempo pasado fue mejor y creo que nunca volveré a sentir la emoción de ir al fútbol, a Burgos, con mi padre.

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