miércoles, 11 de enero de 2012

El recorrido vital de Meadow Soprano

Correr contra el viento o nadar contra corriente es tremendamente dificultoso y pesado, sobre todo cuando no existe recompensa alguna al acabar el trayecto. En esas condiciones hacerlo toda la vida supone un reto casi imposible de cumplir. En cierto modo todos acabamos siendo lo que se supone que debemos ser, por mucho que a veces parezcamos perdidos, rebeldes o aves nocturnas.

Meadow Soprano es la hija mayor de Tony Soprano, jefe (boss) de la mafia de New Jersey en la mejor serie de la TV de la historia (en mi modesto entender). Su recorrido vital, alo largo de 7 temporadas, es el de una adolescente que saca buenas notas pero que también prueba las drogas de diseño, consume alcohol y frecuenta malas compañías. Durante su plenitud, estudia en la Universidad de Columbia, en Nueva York y por su vida se van sucediendo hombres de distinta calaña, un afroamericano descendiente de judíos, un narcotraficante de orígenes italianos y un californiano que estudia para dentista. Todos ellos son muy atractivos, casi tanto como ella. No duda en enamorarse y mantiene relaciones sexuales con todos ellos. Se aficiona al cine de autor y vive en un cuchitril en Nueva York. A medida que va madurando tantea estudiar medicina pero al final acaba decantándose por la carrera de derecho. Sus ideas respecto a los derechos civiles son claras: es una activista pro y, por ello, práctica el derecho civil en un suburbio, en Harlem, en unas prácticas no retribuidas.

En un cierto momento de su vida la distancia con los orígenes opulentos, republicanos y católicos de su familia parece insalvable. Es una votante demócrata, activista de los derechos civiles, que trabaja en una asociación con los mas desfavorecidos y las minorias y de carácter bohemio. Sin embargo, poco a poco, (y todo ésto narrado con sutileza y esplendor), ella va volviendo a sus orígenes, comienza a salir con un italo americano, hijo de un mafioso compañero de su padre (Patrick Parisi) y, tras estudiar derecho, comienza a trabajar en un bufete (¡Bienvenida al crimen de guante blanco!, la proclaman el día de su incorporación). Las contradicciones de índole moral que le provocaban los oscuros quehaceres  de su familia y de su padre, van desapareciendo poco a poco. Los convencionalismos van apareciendo en su vida y se convierte exactamente en lo que se que se suponía que tenía que ser: una bella mujer italiana que acepta la familia, casada con un italiano de una familia conocida, entregada a su hogar y de valores católicos. Una mujer que coge el dinero y no pregunta por su procedencia, un ladrillo mas en el muro, que diría Roger Waters.

Dentro de una serie tan fantástica y tan compleja, el recorrido vital de Meadow es un tema lateral (incluso secundario respecto a su hermano Anthony) pero es de una fuerza narrativa y complejidad brutal.

El trayecto vital de cada uno tiene pequeñas curvas y altibajos pero, normalmente, la dirección final en términos de creencias, valores o afectos suele ser una y predeterminada, con nula posibilidad de ser cambiada. La vida y lo que somos son unas cuantas decisiones y sus consecuencias y el rumbo de aquéllas siempre es el mismo: convertirnos en aquello para lo que fuimos diseñados. No es que no crea en la libertad, es que creo sencillamente que ni siquiera somos conscientes de nosotros mismos. Por eso, siempre debemos apoyar a quien piensa diferente y al que se empeña en caminar contra el viento por fuerte que sople y nunca envolvernos en la muchedumbre y en el pensamiento común para aplastar al raro. Porque un día quizás el raro seas tú.

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