miércoles, 18 de enero de 2012

Política de garrafón y un abrazo enorme

A finales del año pasado (el día 30 de diciembre) el nuevo Presidente del Gobierno nos subió los impuestos, desdiciéndose de lo que había mantenido tan solo un mes y medio antes, en campaña electoral. Poco después, en una rueda de prensa, se preguntaba de manera retórica ¿Que le gustaría hacer o cree que debe hacer con los impuestos? y se contestaba, categóricamente: "Bajarlos". ¿En que mundo vivimos que todo un presidente del gobierno recién elegido por mayoría absoluta no puede hacer aquello en lo que cree?. O es eso o miente, éstas dos opciones solamente quedan. Y puede que mienta, ya que, como menciono un poquito más arriba, lo hizo mirándonos a los ojos cuando en noviembre dijo que no subiría el I.R.P.F.

Es más de lo mismo, el mediocre Zapatero sableó a los empleados públicos y subió el IVA diciendo que lo hacía a su pesar y el supuestamente brillante Rajoy lo ha repetido, rebanando el sueldo a las clases medias a la vez que decía no le gustaría tener que hacer lo que hace. Mismos perros, distintos collares. ¿Quien manda aquí?

Ha muerto Manuel Fraga Iribarne que ha sido, a los ojos de todo dios, un demócrata del copón, el padre de la constitución, elemento esencial del sistema plebiscitario actual, amigo de sus amigos, buen padre etc etc.... Por suerte o por desgracia todos tenemos un pasado y éste fascista (o al menos ex fascista) firmó personalmente sentencias de muerte y, entre otras decisiones brillantes e indoloras, ordenó desalojar la iglesia de San Francisco de Asis en Vitoria, repleta de huelguistas, en 1976, causando cinco muertos. Todos somos complejos y tenemos un bagaje, con infortunios y con aciertos, siempre imborrable, pero tratar de compararle con Gandhi o con Churchill, como han hecho los comeculos de su partido como Gallardón, es claramente excesivo.

El asunto donde quiero llegar es que realmente, una vez muerto, ya da igual, pero algunos nos seguimos preguntando si merecemos la sociedad en la que vivimos, en la cual un país que se partió por la mitad permitió que aquellos vencedores que mataron y torturaron a la otra mitad se integraran, una vez terminada la dictadura,  en la sociedad y en la política, corriendo un tupido velo a su pasado. La otra parte era igual de mala pero como perdedora purgó sus pecados en el paredón o en el exilio. Es una gran diferencia, unos pagan por lo que hicieron, otros no.

Esta sociedad que tenemos ha permitido a una generación de fascistas, correligionarios de Mussolini en sus días, fundar partidos y ganarse la vida sin rendir cuentas ante la justicia. Muchos de ellos tienen delitos de sangre. Para colmo aquellos que les aceptan y votan, cuando no jalean, enarbolan la bandera de la justicia a la hora de, por ejemplo, dirimir los derechos de los presos de ETA ante una eventual paz duradera. Ellos mismos (o sus padres) disfrutaron de la amnistía y del perdón. Somos unos hipócritas y nos permitimos hablar con libertad y superioridad moral de las dictaduras sudamericanas, de Pinochet, de Trujillo, de Videla, abyectos dictadores, mataniños sangrientos, y no somos capaces de mirarnos el ombligo y de honrar a nuestros propios muertos y juzgar (al menos moralmente) a nuestros propios asesinos..

Y mientras tanto, al otro lado del mundo, el PSOE sigue sin ideología. ¿Cuando se darán cuenta que su merecidísimo batacazo electoral se debió a que abandonaron los ideales que predicaban?. Los actuales dirigentes del PSOE están demostrando su mediocridad con su abundante autocomplacencia, lloriqueando por las esquinas la mala suerte que han tenido y lo imposible que lo tenían por causa de la crisis. En esta vida no es importante lo rápido que se camina sino el rumbo que se lleva. Y no hay nada tan triste y mezquino, señor Rubalcaba, como morder la mano que te ha dado de comer.

Por otro lado y por último ayer escuché en primera persona una historia absolutamente angustiosa, un drama personal intenso que demuestra la valía de la persona que me lo contó. La entereza y el aplomo que demostró al narrar su vida me hacen sentirme mas insignificante y peor persona, abrumado, pero a la vez, contento de poder escucharlo, entendiendo ese hecho como indicador de estar saliendo del agujero y alegre por poder ver a través de sus ojos .Por respeto no entraré en detalles pero creedme, sois mucho más afortunados de lo que pensáis, no tenéis, por lo general, derecho a quejaros de la vida que llevais y habéis llevado. Un fuerte abrazo caro amici, ahora que por fin se van las nubes.


1 comentario:

  1. Me declaro fanboy tuyo! Me gustan tus análisis políticos.

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