sábado, 14 de diciembre de 2013

La triste historia de Steve Bartman

El deporte es tierra de mitos y leyendas, pero también de historias sorprendentes, héroes repentinos y luchas por la superación. En mi memoria, el gran Gebreselassie venciendo a Tergat en Sidney, la victoria del United frente al Bayern en el descuento para ganar la Copa de Europa, forman parte de mi inventario de historias increíbles, épicas. Sin embargo, de vez en cuando, es la mayor hoguera para algún desdichado que comete el peor fallo en el peor momento, convirtiéndole en un golem de por vida. ¿Quien no recuerda a Djukic con las manos en la cara, hundido,tras fallar el decisivo penalti en el último minuto del último partido de liga, que costaría al mítico Super Depor de Bebeto, Fran y Mauro Silva un titulo de liga? La mayor de las crueldades, sueños rotos desperdigados por áreas concretas de este mundo. Nadie, que yo recuerde, se puede comparar a Steve Bartman en fatalidad y crueldad.

El beisbol es el deporte de verano en América, realmente el deporte nacional, con permiso del fútbol americano. Es el deporte más tradicional, el de más historia en un país que adolece de pasado. Babe Ruth, Joe Di Maggio, Jackie Robinson, forjaron la leyenda de un deporte que a los europeos nos resulta tedioso y lento, dominado por las estadísticas, durante tres horas y media cada partido, plagado de pausas. Los equipos juegan 160 partidos de temporada regular (prácticamente a diario), avanzando a playoffs en dos conferencias independientes hasta llegar a las Series Mundiales que enfrentan a los campeones de cada conferencia, a finales de octubre.

Corría el año 2003. Los Chicago Cubs dominan la final de conferencia frente a los Florida Marlins por 3 - 2, jugándose al mejor de 7. El sexto partido debería suponer el paso a las Series Mundiales del equipo de la Windy City que, por entonces, lleva 95 años sin ganar el titulo y 58 sin acceder a las finales. El partido se juega en Wrigley Field, el estadio vetusto de Chicago, la ciudad de Capone, Jordan y Obama, y el ambiente es brutal. Una ciudad y un sueño: Practicamente nadie en la ciudad ha visto ganar el torneo a su equipo y muy pocos han visto a los Cubs en las Series Mundiales. Campo lleno a reventar. Afuera una multitud viendo la tele y la radio atesta las calles colindantes. 

En la octava entrada (de nueve, los equipos se turnan para batear durante nueve turnos) los Cubs dominan 3 carreras a 0 a los Marlins. El pitcher de los Cubs, Mark Prior está a un nivel exquisito, eliminando jugadores sin piedad y se palpa el éxtasis.... Solamente dos entradas más para acceder a las finales, el campo está enervado, nervioso, feliz... hasta que ocurrió el incidente mas desdichado.

El segunda base de los Marlins, Luis Castillo, que luego fuera tres veces all star, golpea la bola que sale hacia el cielo y hacia atrás. Para aquellos que no conocen este extraño y pegajoso deporte, un bateador solo se pone en juego, avanzando a base, si la bola, tras batear, toca el suelo hacia delante, dentro del recinto romboidal que define el campo, antes de ser recepcionada por la defensa. Si ésta es atrapada "al vuelo", el bateador queda eliminado. Cuando tres jugadores quedan eliminados, se termina el turno de bateo. 

Como iba diciendo, la bola de Castillo sale altísima y hacia atrás. Si sale del recinto, será una falta (ha salido hacia atrás, si sale del recinto hacia adelante, es un Home run, materializando una carrera), se contabiliza como strike y el bateador tendrá una oportunidad más. Sin embargo, si la bola es capturada por la defensa sin tocar el suelo, será eliminado. Capricho del destino, la bola cae justo al borde del recinto, hacia el público con el left fielder de los Cubs Moises Alou persiguiéndola, y, en ese instante, Steve Bartman, un aficionado de toda la vida de los Cubs, se levanta de su asiento e intenta coger la bola, lo cual en el rito del béisbol es lo más común. Se anticipa a Alou que, en un escorzo y por centímetros, sobre la barandilla que delimita el recinto, finalmente no la atrapa. Es falta, Castillo seguirá bateando. Alou, desesperado, tira el guante con rabia, gritando. Bartman enseguida se da cuenta: ha impedido eliminar a un rival. El estadio enmudece. En el siguiente bateo, Castillo golpea y avanza. Los Marlins siguen bateando y los Cubs se diluyen como el azúcar, con un enorme error del shortstop Gonzalez en una recepción que hubiera eliminado dos bateadores, también en la lista de infamias. Los Marlins completan ocho carreras en esa entrada, igualan la eliminatoria 3 - 3 y rematan a los Cubs en el séptimo partido en la soleada Florida. Acaban ganando el titulo frente a los New York Yankees en las finales. Medio Chicago (tienen dos equipos de béisbol, los citados Cubs y los White Socks) se deprime profundamente.

Tras el increíble incidente, Bartman permanece sentado inmóvil, con su gorra de los Cubs y sus cascos, mientras literalmente le señalan con el dedo, le dirigen improperios y le tiran vasos de coca cola. La televisión le enfoca sin piedad, apocado, hundido en su asiento con la mirada en el vacío. La seguridad privada trata de proteger su integridad física. La otra integridad, la de su amante e hincha devoto de los Cubs, nunca volverá. Jamás volvió a Wrigley Field. Su nombre es el más odiado y recordado y señalado como el principio del fin. Tras años de acoso en Chicago, el pobre Steve tiene que abandonar la ciudad y pasar al anonimato, abandonar su vida. Nunca dejará de ser fan de los Cubs, triste paradoja, en algún remoto y desconocido lugar, ese histórico equipo del que ya es historia a pesar suyo. Su imagen impertérrita y atrapada, inmóvil, con toda la grada mirándole e insultándole , estremece. Un alma en pena contra una ciudad entera. Muchos sueños rotos pero sobre todo, el suyo. En la lejanía, algún día los Cubs volverán a ser competitivos, ganaran unas Series Mundiales, un siglo y pico después, y el bueno de Steve, desde tan lejos, enfrente de su televisor, con una cerveza y algo de picar, sonreirá, plácido, contento.

Años más tarde, la ESPN rodará un maravilloso documental sobre el llamado "incidente Bartman", del que cuelgo una parte, central, que definen lo que pasó en la noche más oscura de los Cubs. En Youtube está el documental completo, que es maravilloso










El deporte da y quita, normalmente a los deportistas. El pobre Steve no era más que un hincha al que una bola cayó desde el cielo, enviándole al infierno.

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