miércoles, 27 de julio de 2016

Lugares: Sur de África (2)

Un mes de viaje da para, al menos, 50 anécdotas, 25 personas, 30 lugares, 10 sentimientos y dos  (o tres) entradas de blog.

BOTSWANA

El país más pacífico de la zona, lo cual es casi sinónimo de prosperidad, aunque ésta sea entendida a la africana. Mucha más infraestructura turística y más trabajo detrás de sus inmensos parques nacionales que cubren casi las dos terceras partes del territorio. 

El parque nacional de Chobe está al norte, frontera con Namibia y Zimbabwe y es maravilloso. El río Chobe con sus islas repletas de vegetación, con sus marismas, repleto de hipopótamos y cocodrilos, de águilas pescadoras, de serpientes... lo recorro en un enjuto bote con otros 4 turistas. Antes, por la mañana, un safari más convencional, por tierra, donde vemos manadas de búfalos, incontables plantigrados y sobre todo un clímax: En una misma pradera 5 o 6 leonas y una manada de búfalos que, de repente, al sentirse amenazados,  se organizan y espantan a los leones con una estampida comunal, ruido y polvo, un pedazo de naturaleza salvaje, un momento National Geographic. Los leones huyen, mi corazón vuelve.


Desde Chobe, del pueblo de Kasane, al norte, tierra fronteriza y tropical viajo hasta Maun, en el centro del país. Cruzar Botswana es como pasear por un santuario de elefantes e Impalas. Los paisajes son monocordes y verdosos, de sabana inmensa por donde campan esas criaturas extrañas, inteligentes y enormes que son los elefantes. Es invierno y la maleza está baja.

En Maun está la entrada a un terreno inmenso y pantanoso, el delta interior más grande del mundo, el delta del Okavango. Es una llanura inmensa donde el agua va y viene, nido de libélulas y mosquitos. El horizonte está tan lejano como en el mar y solamente los numerosos incendios que circundan el área (sorprendentes e inexplicables) rompen un paraíso lineal y amarillo. Menos fauna pero más potente, también santuario de elefantes. En una exigua por estrecha barca logramos ver una serpiente pitón. Tambien, al dia siguiente, una Mamba Negra, una serpiente pequeña y mortal. Dormir en el delta fue una experiencia fría (muy fría) pero llamativa, sentir el ruido de los elefantes avanzando entre las hierbas secas, miles de mosquitos, el crujir de la madera. Amanece en Okavango, las jirafas apenas se espantan pero nos observan. Caminar por el delta te hace sentir indefenso: los animales están mas lejos pero, de algun modo, los sientes pegados a tu mirada.


NAMIBIA

Los parajes verdes también se acaban. Los desiertos son hermosos como lo son la nostalgia y la melancolía, como lo es la añoranza. La ausencia de un sentimiento es un reflejo de una epoca de felicidad y es felicidad. La ausencia de sonido, de arboles, de naturaleza es poderosa, es tangible, es extrema. Es tan poderosa que no se puede fotografiar, no se puede grabar, hay que ver ese horizonte fino, esos arbustos polvorientos, esas montañas rojas. Es el kalahari, hermano. Más al sur el Namib, Walbis Bay con sus flamencos y pelicanos, Swakopmund, donde me alojo en un hostel simplemente perfecto, comodo, acogedor, encantador. Namibia es enorme y despoblada, desértica y tranquila, romántica e imberbe. Al norte, Etosha, con los mismos animales que en otras zonas de africa pero con menos agua. Conducir por Namibia es como hacer un raid, pistas pedregosas, polvo y calor extremo. El silencio se escucha, como la melancolía se siente. Por aquí pasaron los ingleses, los alemanes y los afrikaaners, configurando una especie de multiculturalidad colonial extraña.

Windhoek es una capital pequeña barata y cosmopolita, con el mismo aire que Nairobi o Johannesburg, urbanizaciones cerradas y city center comercial y urbano. Una ciudad en mitad de un valle en mitad de la nada, donde se cruzan dos rectas de 100 kilometros cualquiera. Desde Windhoek a la costa, al norte, al sur, parajes improbables, miedo a quedarme sin gasoil y bocadillos de atun y queso: Los supermercados son enormes y abastecidos, como en Botswana pero no en Zimbabwe. Otra moneda, el Dolar namibio que equivale a un Rand sudafricano.

De ahi al aeropuerto, Air Namibia, y a Ciudad del cabo, pero esto ya es otra historia.


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