viernes, 15 de abril de 2011

Carta abierta a Telmo e Inés

Queridos niños:

Ahora mismo os estoy viendo aunque no esté con vosotros. Os estoy abrazando a la vez que hago lo mismo con vuestros padres. Pero vuestra sonrisa, otros días ufana, es hoy distinta aunque sé que en breve volverá a ser belleza y ternura.

La ventaja que tenéis es que la tristeza que irradian hoy vuestros padres no la recordaréis de mayores a pesar de haberos quedado sin la Abuela que tanto os quería y os quiere. No entendéis (o si) porque vuestra querida madre, casi toda vuestra vida hasta ahora, llora desconsolada. Quizás no entendéis (o si) la extraña pena de vuestro padre, parte interna por la perdida y parte contagiada por la pena de su mujer. Y es seguro que el color negro que tiñe vuestro entorno os es ajeno. Pero, ¿Quien sabe hasta que punto los niños entienden las cosas?.

Esa abuela que os ha disfrutado cuatro años a ti Telmo y casi un año a ti Inés se ha ido y en el futuro os vendrá su imagen y su esencia más por lo que os cuenten que por vuestras vivencias. Pero dará igual. Siempre estará por allí y vuestros padres mantendrán vivo su recuerdo.

Estáis creciendo tan deprisa que mi desgracia es no veros tan a menudo como quisiera. Una sonrisa vuestra será suficiente para calmar a vuestra madre en estos momentos y eso es algo que nunca os ha costado regalar.

Cecilia y Román, Román y Cecilia, un fuerte abrazo...

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